martes, 10 de octubre de 2017

¿Te gusta tu pareja?



Con frecuencia llegan a la consulta parejas que viven y experimentan su relación como una verdadera batalla, con todo el dolor y el sufrimiento que ello conlleva. 

Parejas que han perdido el equilibrio, la complicidad, la ilusión, incluso la alegría. En cambio sienten una gran decepción, tristeza, dolor y rabia por la situación en la que se ven.

En muchos casos, cuando les pregunto qué es lo que a pesar de todo les está manteniendo juntos, me contestan que SE QUIEREN. Y acto seguido empieza una cascada de quejas y reproches:

Es un/a vago/a o es demasiado activo/a…

Todo se lo cuenta a su madre o no se habla con la mía…

No hace nada en la casa o es demasiado ordenado/a, obsesivo/a…

Debería buscarse un trabajo mejor…

Nunca quiere tener relaciones o siempre quiere tener relaciones…

Es que pasa de todo o es que todo lo controla…

Piden que la otra persona esté dispuesta a cambiar, a dejar de ser quien es y consiga sentirse cómodo con ello, cosa muy poco probable, ya que la otra persona normalmente se siente bien siendo como es y no piensa que tenga ningún problema, a parte de las continuas exigencias y manipulaciones de su pareja.


En otras palabras no se ACEPTA al otro tal cual es. Y a partir de ahí empiezan las malas caras, las quejas continuas, los reproches, las exigencias de cambio, las discusiones, para hacerle ver a la otra persona que no tiene que ser así o asá, para que cambie.

¿Para que cambie? ¿Para que sea distinto? Y  ¿por qué tendría que ser distinto? ¿Por qué tendría que ser como tú o como tu quieres?

Por un lado manifiestan querer mucho a la otra persona y no quisieran renunciar a ella, pero algunos rasgos de su forma de ser no les gustan, incluso no los soportan. Y el mensaje es: “te quiero mucho, pero no te permito que seas como eres”.

“Y si tanto te disgusta tal como es…¿por qué no lo sueltas y buscas a alguien que sea como tú quieres?” y volvemos al principio “porqué le/a quiero”.

“Querer” los rasgos que nos gustan o admiramos en nuestra pareja, es muy fácil. Son probablemente las cualidades por las que elegimos a esa persona y no a otra, como pareja. Pero querer a alguien va más allá.

La evolución de la relación y el ejercicio del amor dependen de nuestra capacidad para aceptar en la otra persona, los rasgos que menos nos gustan, comprenderlos e incluso llegar a quererlos.



ACEPTAR a tu pareja significa que la miras y la aprecias como una persona valiosa. Que te agrada como es y que RESPETAS su derecho a ser distinto a ti. Que no te ofende que perciba las cosas de manera diferente. Que aceptas sus opiniones y actitudes aun cuando no coincidan con los tuyos, sin sentirte mal por ello.

Para conseguir estar tranquilos y en paz en la relación es necesario ser honesto con uno mismo y reconocer que se tiene un problema. Es más fácil mirar hacia otro lado o culpar al otro, que mirar hacia adentro y proponerse, de manera consiente, aceptar a la persona con sus virtudes y defectos. Y dejar de pensar que podemos mejorar, educar o cambiar a la pareja, sólo por qué es nuestra pareja, eso no es amor, es otra cosa.

Ahora yo te pregunto ¿te gusta tu pareja?

Seguramente tu primera respuesta sea que sí, pero si te paras a pensar podrás hacer una lista más o menos larga de cosas que no te gustan.

Ahora te pregunto ¿y la aceptas con todas esas cosas que no te gustan?

¿Sí? Enhorabuena!!

¿Y si te lo pregunto de otro modo?

¿Te quejas con frecuencia por lo que hace o no hace? Puede ser que no te quejes por no discutir, pero ¿te molesta? 

¿Piensas que estás tragando un montón de cosas que te hacen sentir mal? ¿Piensas que tu pareja debería darse cuenta del malestar y la ansiedad que te genera eso que hace o que no hace?

Entonces: Houston tenemos un problema…

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Psicóloga 
Orientadora Familiar

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