Según datos del INE,
la española es una sociedad envejecida, con pocos niños, con cada vez menos
matrimonios y más familias rotas e insatisfechas.
Con los índices de
natalidad por los suelos, ya somos más personas mayores que jóvenes, cada vez
hay menos matrimonios y más rupturas familiares.
La familia es el
primordial espacio de encuentro y socialización para las personas y cumple
funciones sociales indispensables. De hecho, sin familias, no existiría la sociedad.
Es necesario entender
que el matrimonio y la familia son un bien para la sociedad y que el bienestar
social está firmemente ligado al bienestar de las familias, y todo lo que
afecte a las familias, antes o después repercute en la sociedad y viceversa.
Por esto, ayudar a las familias significa entender su
realidad y atender sus necesidades, contribuyendo a su estabilidad para que
puedan desempeñar y cumplir con todas sus funciones.
Conforme
a la resolución de la ONU sobre “Protección de la Familia” de Julio de 2015: “La familia constituye una poderosa fuerza para la cohesión social y la
integración, la solidaridad intergeneracional y el desarrollo social”
Sin embargo en España
hay cada vez menos matrimonios y más rupturas familiares.
Esto ocurre por
varias causas, por un lado hay motivos de naturaleza económica y laboral, como
las elevadas tasas de desempleo y la precariedad laboral, los elevados costes
de la vivienda y el retraso en la emancipación familiar de los jóvenes. Y por
otro lado, razones de índole cultural, jurídico y social que han ido creando
unas circunstancias ambientales
contrarias al matrimonio y a la familia, que se han ido configurando en un
auténtico rechazo al matrimonio, a su compromiso, a lo que significa y a su
valor para la sociedad.
Actualmente, en
España, existe una cultura desfavorable a la familia, a la maternidad, a la
paternidad y a sus funciones y se infravalora el papel de la familia en la
sociedad. Esto dificulta la mejora de las condiciones para que la familia pueda
cumplir eficazmente su cometido.
La estabilidad familiar es la base para el desarrollo global
y armonioso tanto de los padres como de los hijos que
favorece la estabilidad emocional, psicológica y física de todos ellos. Además
repercute positivamente en la sociedad, ya que hogares estables generan
sociedades estables.
Sin embargo, la ruptura familiar desencadena dramas,
fracasos personales y familiares que también afectan a todos, a los padres y
a los hijos.
Entonces ¿es un bien
en si mismo favorecer la reconciliación familiar evitando, si es posible, la
ruptura matrimonial? ¿Es positivo ayudar a los matrimonios en crisis a intentar
superarlas?
Frente a la cultura
de la ruptura debemos desarrollar y promover una cultura de la reconciliación.
Pero la realidad es que cada vez hay más rupturas familiares y que detrás de cada persona que se divorcia hay
un conflicto por resolver y un drama familiar.
La Orientación Familiar tiene el propósito
de ofrecer una respuesta a las necesidades de los cónyuges y de las familias. Ya
sea desde una perspectiva preventiva, de
asesoramiento o terapéutico, con el fin de mantener la salud, la
estabilidad conyugal y familiar y evitar el debilitamiento de sus funciones. Así
como intentar mitigar las crisis y los sufrimientos en que se ven envueltas las
personas implicadas, favoreciendo así el
bienestar de las familias y sus miembros.
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