Casi todos los niños
y niñas experimentan miedos generalizados o algún miedo específico a lo largo
de su desarrollo normal. Cada niño enfrenta y supera sus miedos de manera y en
edades diferentes. A medida que vayan creciendo irán superando una serie de
miedos, de manera natural. El secreto es observar al niño o niña para saber qué
cosas le producen temor.
Si los niños y las niñas pequeños/as se sienten seguros en su
hogar y confían en el cariño y protección de sus padres u otros familiares
adultos, superan pronto sus miedos.
Los padres y madres deben comprender y aceptar las emociones de los niños. Las emociones infantiles son muy vívidas e intensas y muchas veces los adultos
las consideran exageradas. Los niños y niñas pueden tener miedo a las personas
desconocidas, a la oscuridad, a los animales… y a veces se alteran mucho y
lloran por causas que los adultos consideran insignificantes.
El miedo a la oscuridad
es uno de los miedos más frecuentes en los niños, hasta se puede decir que es
casi normal. Generalmente empieza cerca de los dos años y medio y se mantiene
de una forma u otra hasta la adolescencia. Sin embargo, el miedo se puede intensificar con las imágenes que
los niños ven en televisión o con lo que escuchan.
Si su hijo sufre de
miedo a la oscuridad es importante que usted trate su miedo, por más tonto que
pueda parecerle, con apoyo y respeto. Por encima de todo, no se burle del niño
ni de su miedo.
Cuando llegue la hora
de dormir y su pequeño tenga miedo y no pueda conciliar el sueño, puede darle
un muñeco con luz, algunos peluches son bastante prácticos y el mismo niño
puede encenderlos. Las estrellitas que se pegan en el techo y brillan son
perfectas para hacerle compañía a su hijo. También puede contarle un cuento (por
supuesto que no sea de miedo). Otro recurso son las lamparitas con luz tenue,
esas que se conectan a la luz eléctrica y que automáticamente se encienden
cuando la luz se apaga. Compartan unos momentos con él antes de dormir, pueden
hacer sombras con las manos o simplemente jugar con las luces apagadas.
No critique o
castigue a su hijo por sentir miedo, no le ridiculice, ni le avergüence delante
de otras personas por sus miedos. Sea paciente y entienda que adquirir seguridad es un proceso.
Acérquese a su hijo/a y escúchelo/la, todos tenemos miedo a algo. Y comprenda
que el niño/a crecerá y superará la mayoría de sus miedos.
Es bueno permitirle
al niño o niña un periodo de tiempo razonable para alejarse de las cosas que le
producen miedo antes de intentar que se adapte a ellas y progresivamente, proporcionarle
ocasiones para que pueda enfrentarse y acostumbrarse a las situaciones que tema
poco a poco.
Sin embargo, si
observa que a consecuencia de algún miedo su hijo ha modificado su
comportamiento, entonces puede ser un buen momento para acudir a un
especialista. Si el miedo de su hijo o hija por alguna situación u objeto determinado
es muy grande y le causa problemas, si usted no puede encontrar las causas de
ese miedo y el niño o niña no parece sobreponerse con el tiempo, busque ayuda u
orientación.
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