• No huir del
“duelo”, sino afrontarlo y superarlo. Ya no somos padres de hijos e hijas en crianza,
sino de hijos e hijas independientes, pero seguimos siendo sus padres. Ellos tienen
otros intereses y necesidades. Tienen su propio proyecto de vida ¡y nosotros,
el nuestro!
• Podemos tener más
tiempo para nosotros. ¿En qué y cómo queremos emplearlo? Es un momento idóneo
para recuperar o iniciar aficiones, para cultivar o ampliar relaciones...que
nos lleven a cambiar el vacío y la nostalgia por proyectos.
• Sentirnos nosotros
mismos es el objetivo. Recuperar nuestro cuidado físico, psicológico, cultural...
• Incorporar
“rituales familiares” nuevos, que nos permitan reinventar y cultivar los vínculos
paterno-filiales (¿comida de domingo?)
Fuente: Orientaciones para afrontar los conflictos y
dificultades familiares. Manual para padres y madres. CEAPA.
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