miércoles, 28 de octubre de 2015

El embarazo en la adolescencia


 Según datos del Instituto Nacional de Estadística, fueron 2.391 los nacimientos de madres menores de 18 años en toda España. De estos, 102 en nuestra comunidad autónoma. Estas cifras, que van en aumento de año en año, son cuanto menos, preocupantes y deberían hacernos reflexionar sobre cómo afrontar estas situaciones, cada vez más frecuentes.



El embarazo durante la adolescencia ocasiona multitud de trastornos:
 
- Desde el punto de vista médico, el embarazo en los adolescentes presenta multitud de riesgos tanto para la futura madre como para el niño.

-Desde el punto de vista social, las madres adolescentes suelen abandonar sus estudios y no los prosiguen en el futuro, con la consiguiente pérdida de oportunidades. Así mismo, en muchas ocasiones sufren rechazo social por su nueva situación o pierden el círculo de amistades.

- Desde el punto de vista psicológico, el embarazo conlleva un cambio en la identidad de la adolescente que debe afrontar difíciles situaciones emocionales. Especialmente en el caso de la interrupción voluntaria del embarazo, hay que estar muy atento al “trauma del aborto”. Este conlleva un conflicto intrapsíquico, a veces difícil de superar, del que se pueden derivar implicaciones psicológicas a corto y a largo plazo, y que en algunos casos requerirán apoyo profesional según las propias circunstancias personales.




En cualquier caso esta nueva situación vital hace que la adolescente viva  en un continuo estado de ansiedad e incertidumbre debido a sus escasos recursos de afrontamiento, problemas de autoestima e inseguridad que la pueden llevar al aislamiento y al retraimiento.

¿Qué podemos hacer los padres ante el embarazo de nuestra hija adolescente?

El papel de los padres debe consistir en acompañar a la hija en la toma de decisiones. 

Deberán ayudar a su hija a considerar las diferentes opciones que se le presentan (criar al bebé en la familia de origen, construir una familia con el padre del bebé, dar al niño en adopción o interrumpir voluntariamente el embarazo)  y apoyarla incondicionalmente en sus decisiones. Es importante, no culpabilizar a la adolescente ante su embarazo y las decisiones que tome con respecto al mismo.

La implicación de la adolescente en su embarazo en gran medida estará determinada por el compromiso de apoyo y ayuda en el transcurso de la gestación, parto y futuro cuidado del hijo, por parte de la familia.

El apoyo familiar permite crear un ambiente de seguridad que facilita a la adolescente asumir su nuevo rol como futura madre. Muy especial es la relación con su propia madre, la cual deberá ayudar a su hija, sin invadir  ni suplantar sus funciones,  con el fin de que progresivamente alcance autonomía e independencia.

Un aspecto fundamental que los padres no pueden ignorar es el hecho de comprender que la menor debe ir adquiriendo las habilidades necesarias para desempeñar adecuadamente su propia maternidad y al mismo tiempo deberá desarrollar la suficiente confianza en sí misma, como para sentirse capacitada para afrontar esta nueva situación, en otras palabras, es tan importante  ser capaz, sentirse capaz como. 

En ocasiones, la adolescente, estando capacitada para afrontar la maternidad, se viene abajo y se percibe a si misma como incapaz y sobrepasada por los acontecimientos.
Los padres podrán proporcionarle una buena dosis de confianza en si misma, mostrándole, con pruebas de realidad, que está capacitada para afrontar exitosamente sus dificultades, reforzando sus intentos por solucionar las situaciones difíciles, potenciando cada uno de los logros conseguidos y las habilidades empleadas en ello. Esto suele ser el “empujón” que necesitan para tomar las riendas de la situación.







Cristina Enseñat Forteza-Rey
Psicóloga General Sanitaria
Orientadora Familiar


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