jueves, 17 de marzo de 2016

Coparentalidad: preservar el vínculo como padres después del divorcio



Una de las situaciones más estresantes que puede sufrir una familia es la separación o divorcio. El divorcio de la pareja afecta necesariamente a todos los miembros de la familia, tanto a los padres como a los hijos.

La manera como los padres afrontan la separación influye directamente en las consecuencias emocionales que pueden manifestar los hijos, por lo que es muy importante mantener una relación positiva y estable que promueva el bienestar psicológico de los menores. Esto se consigue reduciendo el nivel de conflictividad a que se ven expuestos los hijos, intentando mantenerles al margen de las tensiones y desavenencias paternas y fomentando una relación apropiada entre ambos progenitores y los/as hijos/as.

Generalmente la conflictividad entre la pareja tiende a disminuir con el paso del tiempo, sin embargo, según algunos estudios entre un 15-20% de las personas separadas con hijos, mantienen un alto nivel de conflicto respecto a temas como el reparto de bienes, el régimen de visitas de los hijos, la manutención y otros,  incluso dos años después de la separación. Estos conflictos pueden cronificarse y llegar a ser devastadores para todos los miembros de la familia. 
Especialmente se provoca un gran daño emocional a los hijos cuando se les obliga a posicionarse respecto a uno de los progenitores, cuando se les utiliza de “informantes” de los que hace o dice el/a otro/a,  cuando se les chantajea emocionalmente y cuando se busca en ellos un aliado para hacer campaña de desprestigio contra el/a otro/a.



Los padres y las madres que tienen la custodia exclusiva, manifiestan tener dificultades y preocupaciones semejantes en el periodo inicial de la separación: dudan si su actuación como padre/madre es adecuada, pueden sentirse angustiados y experimentar estrés psicológico, síntomas depresivos y pocas relaciones sociales o aislamiento. Como consecuencia de esto se suele producir un deterioro en las prácticas educativas, con un menor control sobre las situaciones y normas menos consistentes. En muchos casos los menores se convierten en la única fuente de apoyo emocional para el/la adulto/a, pudiendo generarse problemas de adaptación que pueden suponer un riesgo en la educación de los hijos.

Así pues, la separación de la pareja, puede suponer una experiencia traumática para los menores y es especialmente importante, aunque la pareja tenga dificultades para comunicarse, hacer un esfuerzo especial por sus hijos y favorecer que la relación entre ellos sea lo más positiva posible. Con esto, ambos progenitores podrán ejercer su función parental desde la cooperación y la colaboración, empezando por la redefinición de su relación como padres, que se modifica después de la separación, afectando a las actividades que cada progenitor desempaña.

Una actitud madura y responsable por parte de los padres asumiendo la importancia de la coparentalidad, influye decisivamente en la adaptación de los hijos a la nueva situación. Los/as hijos/as se acostumbrarán a tener dos casas y aprenderán a comportarse de manera adecuada con el padre y con la madre a pesar de las posibles diferencias en las pautas educativas y los valores entre ellos.

Es importante que ambos progenitores posean habilidades educativas eficaces para prevenir problemas de comportamiento de los menores que se originen como consecuencia de la separación, aplicando ambos estrategias de disciplina eficaces, estableciendo un ambiente organizado y predecible, permitiendo a los hijos un cierto funcionamiento autónomo y facilitando que se establezcan relaciones de apoyo entre los hijos y con el otro progenitor.

Es fundamental pues, que ambos, padre y madre, comprendan en qué medida sus pautas educativas y de comunicación afectan a sus hijos/as. 

En Estados Unidos existen programas de intervención dirigidos a madres y padres con la custodia, dirigidos a padres y madres sin la custodia y dirigidos a familias reconstruidas que han demostrado sus efectos positivos tanto en los progenitores como en los/as hijos/as

 A lo largo de la separación y cuando las reacciones y las situaciones de crisis se desbordan, es bueno pedir ayuda a profesionales como psicólogos, mediadores familiares o educadores que pueden dar apoyo a padres e hijos en el proceso que están viviendo.






Cristina Enseñat Forteza-Rey 
Psicóloga General sanitaria
Orientadora Familiar


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